lunes, 19 de abril de 2010

Extractado de Mario Praz, La literatura inglesa. De la Edad Media al Iluminismo. Vol. I. Buenos Aires: Losada, 1975. (pp. 85-86)


(…) En las tragedias de Marlowe el romanticismo se anuncia también en su fase final, de “crepúsculo de los dioses”:
                  
                     Cut is the branch that might have Browne ful straight,
                    And burner is Apolloes laurel bough…

Con estos versos termina el Doctor Faustus (1592); que ilustra otro aspecto de la voluntad de poder, la sed de saber ilimitado, la posesión de la suprema belleza (Elena). Drama concebido grandiosamente es esta Tragical History of Doctor Faustus (1) pero demasiado desigual en la ejecución aún teniendo en cuenta algunos refritos ajenos.
Es posible que el drama tuviese deliberadamente la estructura de la commedia dell´arte; las partes estaban dibujadas en un cañamazo para que los actores las completaran. Es como si Marlowe hubiera trazado el plano de una noble basílica para dedicarla a la gloria del espíritu y luego lo que efectivamente surgió fue poco más que una vasta sala de reuniones para que se pasearan ruborosamente y camorrearan bufones, mercaderes de caballos, mesoneros y tantos otros que pudieran divertir a un público isabelino de burgueses y tenderos. Rasgo característico de un genio imperfecto como el suyo es esta capacidad de intuir los grandes temas sin saber acompañar el desarrollo con una constante inspiración.

Típico producto del Renacimiento, la concepción marloviana del drama representa el polo opuesto de la “tragedia” tal cual se concebía en la Edad Media. Mientras en ésta el protagonista es Everyman (Cada cual) dividido entre el mundo terrenal y el celeste, en Marlowe encontramos el “hombre único”, el individuo para quien el verdadero conflicto se halla entre la virtud y la fortuna. Mientras el principal tema trágico de la Edad Media había sido la caída de los príncipes, Marlowe muestra el ascenso de personas de baja condición. Si caen Tamerlán y Fausto, no se propone con ello demostrar la fragilidad humana y el poder del Todopoderoso, sino más bien que la caída de un héroe no es menos esencial a la poesía épica (piénsese en el Héctor de la Ilíada, en el Orlando de la Chanson de Roland) que la muerte en una perfecta historia de amantes (Tristán e Isolda, Paolo y Francesca). La muerte tenía encanto para él, y la crueldad de la matanza son, en sus dramas, concomitancias necesarias para su sed de infinito, de la misma manera que el amor y la muerte son gemelos en el Tristán de Wagner. Muy posiblemente la sensibilidad erótica de Marlowe sea la raíz de esta visión suya del mundo. (…)

1) Marlowe no siguió el texto alemán de la historia de Fausto (Franckfort, 1587), sino la versión inglesa a cargo de P.F. The Historye of the damnable Life, and deserved Death of Doctor Faustus, impresa sólo en 1592, pero que podría haber visto manuscrita. Ecos de la tragedia marlowiana habían llegado a los cómicos ingleses durante sus tournées  continentales y se oían aún en el teatro alemán de los siglos XVII-XVIII llegando por último a Goethe a través del teatro de títeres. Inclusive a Goethe el degradado Fausto de las marionetas le habrá bastado para adivinar algo del simbólico drama de Marlowe. Así se explican ciertas coincidencias entre la obra de Goethe y el texto inglés que, sin embargo, difícilmente pudo haber visto pues conoció mucho después la versión alemana de W. Müller.

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